Publicado en la revista Alfa & Gamma.
Érase una vez…
… un libro llamado The Storytelling Animal. Escrito por Jonathan Gottschall. La tesis principal es que la mente humana
cede ante las historias.
Los cuentos, relatos,
historias, cautivan más que los datos, las cifras y los hechos. Es más, detrás de su marca favorita existe
una historia.
Por ejemplo TOMS
Shoes. Esta es su historia: Érase una vez un planeta dónde millones de
hombres y mujeres eran pobres. Cada
día, en muchos países, los pobres no
tenían cómo alimentarse bien, no tenían acceso a servicios básicos, ni tenían
acceso a vestuario. Un día, el emprendedor Blake
Mycoskie viajó a Argentina por vacaciones y se
conmovió con la pobreza. Por eso regresó
a EE.UU. y creó una empresa de calzado bajo el modelo “uno por uno”. Desde entonces, TOMS entrega gratis un par de
zapatos por cada par que vende.
Hasta ahora, TOMS ha entregado más de 20
millones de zapatos. Pero lo que más
llama la atención es la historia.
Creo que la falta de historias es lo que
aun no permite un enlace emocional más estrecho entre las marcas y el cuidado
ambiental.
Saber que somos más de 7 mil millones de
habitantes, que la biocapacidad del planeta se extingue aceleradamente, que
pronto necesitaremos otro planeta para extraer recursos y depositar desechos no
han sido más que cifras, datos, hechos.
Necesitamos más relatos de agentes de
cambio. Necesitamos más héroes
como Malala Yousafzai, Neil
Harbisson, Nelson Mandela, Leymah Gbowee, Wangari Maathai, Yvon
Chouinard o The Elders.
Y necesitamos más gente contando su
historia.
Los cambio comportamentales necesarios
vienen de la mano de relatos. Ese es el reto de marketers y marcas. Por cierto, leí un texto de Joseph Campwell. Decía que no estamos en una jornada para
salvar al mundo sino para salvarnos a nosotros mismos. Y al hacerlo, salvar el mundo.
¿Qué tal así? Había una vez un planeta limpio,
hospitalario, feliz llamado Tierra. Cada día la vida de animales, plantas y
personas florecía, se desarrollaba, y crecía en este planeta. Un día las personas empezaron a usarlo de
basurero. Por ello, las plantas y los
animales empezaron a desaparecer. A
morir. Por ello la vida en ese planeta
se volvió insostenible. Hasta que
finalmente…
…y este es el final que nos hace falta.
Hay algo interesante en la
sostenibilidad. En realidad, en todas
las cosas. Es una tesis que estoy
desarrollando. Esta es la historia: Circa 1920, Jakob von Uexküll, un biólogo y
filósofo ruso, desarrolló una teoría… que los distintos organismos vivos
percibían un mundo circundante diferente
a pesar de vivir en el mismo entorno. La
palabra que resume esa teoría es umwelt.
Pues bien, nuestro umwelt –generalmente- no incluye al planeta.
Otra historia. Conversé con Inés, abogada ambientalista y
presidenta CEMDES, porque quería comprobar la tesis del umwelt. Me contó que desde pequeña su vida estuvo
rodeada de naturaleza, idas al campo, bañarse en ríos, leer revistas National
Geographic… su umwelt siempre tuvo al planeta presente.
Bukowski dice que la gente es extraña. Que se enoja por temas triviales pero a temas
de mayor importancia –como desperdiciar la vida- casi no le prestan
atención.
¿A temas de mayor importancia, como cuidar
el planeta, la gente casi no le presta atención? Creo que no lo tiene presente. No forma parte de su mundo circundante.
Otro ejemplo. Esta la historia de Gustavo. Él preside una consultora ambiental y ha
creado CIMA, CIMA KIDS y coparticipó en la creación de los Premios
LatinoAmérica Verde. Su umwelt, desde
niño, siempre tuvo al planeta presente.
Para Inés, para Gustavo, no fueron las
alarmantes cifras de incremento de la temperatura planetaria las que los motivó
a vincularse a la defensa del planeta.
Fueron sus historias personales.
Debo decir que esas son dos historias, de
muchas más, de agentes de cambio locales.
Ahora cuénteme… ¿cuál es su historia?
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