El mundo que nos rodea huele a basura fértil, decía Mario Benedetti.
Empiezo con un oxímoron porque en la mayoría de países y de modelos de desarrollo, estamos educando a los niños y niñas del mundo a ver el planeta como un commodity. Estamos enfocando su atención en la tecnología, en la creación de valor a partir de la acumulación y de espaldas a lo básico.
La basura no es basura, son desechos en -al
menos- 86% y son fértiles (desde fuente
de generación de energía, compost y fertilizantes, hasta nuevos productos).
De hecho, cuando hablamos de concienciación ambiental o bien nos quedamos en lo
epidérmico o bien
sufrimos la paradoja de la información
(mientras más se sabe de algo
-como el cambio climático-
menos se sabe qué hacer
para resolverlo).
Circa abril 2014, el IPCC –Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, por sus siglas en ingles- publicó el reporte AR5 cuya
principal conclusión es que el cambio
climático es –sobretodo- de origen antropocéntrico.
“Es sumamente probable que la
influencia humana haya sido la causa dominante del calentamiento observado
desde mediados del siglo XX.”
Los hombres y mujeres somos los responsables
del calentamiento del planeta. Y, ¿qué
hacemos? Poco,
en realidad. Pues nuestro formato social
premia el consumismo; y castiga, con la indiferencia o la burla, la compra
consciente.
Hacemos poco cuando los medios masivos, los mainstream,
construyen consentimiento a favor de las corporaciones y el consumismo; y
controlan el debate de la problemática
ambiental.
Hacemos poco cuando, en Ecuador, 8 de cada 10
empresas no tiene estudios de impacto ambiental -según data del INEC-.
Hacemos poco cuando, a los esfuerzos del MAE y
del gobierno, respondemos con notas altisonantes.
En este punto comparto una epifanía.
Porque la actitud (y gestión)
de los medios, los consumidores, los empresarios es un síntoma.
No es el problema. Como el cambio
climático. El calentamiento global es como la fiebre en
un niño, escuché esta metáfora de José
Javier Guarderas.
El cambio climático
es como la fiebre; dónde
la fiebre no es la enfermedad… es el síntoma
de alguna enfermedad.
El cambio climático, el calentamiento global, es el síntoma de una mayor enfermedad en el planeta. Y según el IPCC, somos nosotros -ustedes y yo- los principales
responsables de la enfermedad. En este
punto recuerdo a Jonas Salk.
El inventor de la vacuna de la poliomielitis,
Jonas Salk dijo: "Si desaparecieran todos los insectos de la tierra, en
menos de 50 años
desaparecería toda la vida. Si
todos los seres humanos desaparecieran de la tierra, en menos de 50 años todas las formas de vida florecerían".
Somos
nosotros -ustedes y yo- los principales responsables del cambio climático.
Cuando deforestamos, no reciclamos, no ahorramos agua, conducimos 1.5
kms el vehículo movido por
combustible fósil, cambiamos la
tecnología cada 18 meses,
compramos, vendemos, consumimos…
Somos, ¿una sociedad insostenible?
Tengo una hipótesis que compartir. Pero
antes, les cuento una historia. Jakob von Uexküll, un biólogo
y filósofo ruso,
desarrolló una
teoría a finales de la década de 1920s que sostenía
que los distintos organismos vivos percibían un mundo circundante
diferente a pesar de vivir en el mismo entorno.
Por ejemplo las vacas tienen un sexto sentido
que nosotros no tenemos. Como los
corzos, los ciervos o las abejas, las vacas se alinean con el norte magnético de la Tierra. Nosotros
y las vacas compartimos el mismo planeta pero su percepción del mundo es diferente al nuestro.
Otro ejemplo son las aves. Compartimos el mismo planeta pero nosotros
vemos sólo 360 colores
mientras que las aves son tetracromáticas
y alcanzan a ver colores en el rango UV.
La palabra en alemán que describe la tesis del ruso Uexküll es umwelt y su traducción es `el mundo circundante´.
El umwelt de las vacas incorpora una brújula congénita. El umwelt de
las aves incluye un espectro de luz más amplio que el nuestro. Y el umwelt de los seres humanos excluye la naturaleza.
Esta es mi hipótesis:
nuestro mundo circundante no incluye la naturaleza por eso no le
prestamos atención.
Un antropólogo cultural sostiene que aquello que controla nuestra atención, controla nuestra vida. Y Rick Hanson, en su obra Buddha´s Brain,
sostiene que “la atención diseña el cerebro”.
Por ejemplo una persona pesimista verá al entorno y sus
como personal (y dirá “siempre me pasa a mi”), preocupante (y dirá “cada
día es peor”) y permanente (y pensará “esto
nunca va a cambiar”). Pero es posible cambiar esa narrativa, basta
con cambiar el foco de atención.
¿Fácil? Difícil. Porque la atención está
intrincadamente conectada con nuestras cableado
neuronal básico, el de la supervivencia.
Otro ejemplo de la influencia del umwelt
y la atención es el estudio del
psicólogo Nisbett. Richard Nisbett mostró unas escenas de mar
bajo el agua a un grupo de estudiantes estadounidenses y otro grupo de asiáticos,
y luego les preguntó qué habían visto.
Los estadounidenses comentaron sobre peces grandes nadando entre peces
chicos; los asiáticos comentaron
sobre los peces y las rocas y las algas.
¿La conclusión del estudio? Los estadounidenses
tienden a ver las cosas apartadas, aisladas.
Los asiáticos se enfocan en
las relaciones de las cosas.
Vuelvo al principio: estamos educando a los niños y niñas del mundo a ver el planeta como un genérico con escaso valor. Estamos enfocando
su atención -nuestra atención-
en la tecnología,
en la creación de valor a partir
de la acumulación y de espaldas a
lo básico.
Desde la era industrial, en adelante, el umwelt
de la mayoría de los seres
humanos excluye el planeta. Desde
entonces, y más a partir del
2009, la población mundial es
mayoritariamente urbana, tecnológica,
consumista.
Hemos dejado de escuchar al planeta. Pero está
cambiando.
Un estudio de Nielsen realizado en 60 países a 30.000 consumidores reveló que las empresas
con promesas de responsabilidad social o sostenibilidad (ambiental) tuvieron un
incremento del 2% en sus ventas promedio anuales (con respecto al año anterior). 55% de los consumidores del mundo están dispuestos a pagar más por un producto o servicio de una compañía comprometida con impactos positivos en
lo social y ambiental.
Dos ejemplos internacionales de empresas cuyas
ventas crecen por su compromiso social:
Toms Shoe Company y Warby Parker.
La primera, Toms, entrega gratis un par de zapatos por cada par que
vende. Hasta ahora, ha entregado más de 20 millones de zapatos. Y Warby Parker entrega un par de lentes a
quien los necesite y no pueda comprarlos por cada par de lentes vendido. Ya entregó
un millón
de lentes gratis… la
mitad de ellos, el año
pasado.
Pero, ¿por qué Blake
Mycoskie, dueño de Toms, regala
zapatos? Un día
él viajó a Argentina por
vacaciones y se conmovió con la pobreza. Por eso
regresó a
EE.UU. con el compromiso de volver a Argentina y hacer algo. ¿Fin
de la historia? creó una
empresa de calzado bajo el modelo “uno
por uno”… Mycoskie
incorporó la
pobreza en su umwelt.
Ahora, por oposición, ¿qué sucede cuando un umwelt
personal si incluye al ambiente?
Inés
Manzano creció rodeada
de naturaleza. Disfrutó de bañarse en los ríos de Vinces -provincia de los Ríos-, vivió de cara al Estero Salado (en Guayaquil) y veía al oso perezoso en acción junto a la carretera camino a las
haciendas familiares. Hoy, Inés es abogada ambientalista y
presidenta del Consejo Empresarial para
el Desarrollo Sostenible.
Gustavo Manrique creció rodeado de
naturaleza. Estudió agronomía en la EARTH. Ahora, Gustavo es presidente de SAMBITO -una consultora ambiental-, co-creador de
los Premios LatinoAmérica
Verde y co-creador de CIMA y CIMA Kids.
¿Qué sucede cuando un umwelt
si incluye al planeta? Sucede que su
atención incluye al
planeta, que su acción
incorpora la responsabilidad ambiental, y que su sensibilidad social es
elevada. Ejemplos locales hay
muchos: Lorena Tapia en el Ministerio
del Ambiente, Bianca Dáger
en SAMBITO; Andrés Fernández en Granito de Arena, Martín Ayala en Activa Verde (el programa de
responsabilidad ambiental de
TransferUnion), Supermaxi y el MAE en el plan de reducción de fundas plásticas tipo camiseta, Pyka con su programa “Con Pyka recicla”.
Si nuestro mundo circundante incluye a la
naturaleza… le
prestaríamos atención.
Bukowski dice que la
gente es extraña. Que se enoja por temas triviales pero a temas
de mayor importancia casi no le prestan atención.
¿A temas de mayor
importancia, como cuidar el planeta, la gente casi no le presta atención?
Creo que no lo tiene presente. No
forma parte de su mundo circundante. Y
esa es la tarea que debemos empezar ya.
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