viernes, julio 03, 2015

Mai huli ´oe I kokua ke kai!

Publicado en la revista EnContexto, edición 57, bajo el título Turbulento Pacífico

El Océano Pacífico ocupa un tercio de la superficie del planeta.  Representa el 46% de todos los recursos de agua y suministra al 60% de las pesquerías del mundo.  Es la cuenca oceánica más antigua y la que más contaminamos.

Escogí un oxímoron para titular el artículo -turbulento pacífico- porque la realidad del océano más extenso del mundo -cubre cerca de 179.700.000 km²- es inquietante.    A propósito del Día Mundial de los Océanos, el secretario general de las Naciones Unidas dijo: “Los océanos regulan el clima del planeta y constituyen una fuente importante de nutrición. Su superficie es paso esencial para el comercio mundial, y sus profundidades albergan soluciones actuales y futuras para las necesidades energéticas de la humanidad.”

Pero no cuidamos los océanos.  Plastic Pollution Coalition estima que, en el mundo,   producimos 300 millones de toneladas métricas de plásticos; y que arrojamos a la basura 280 millones de toneladas métricas.  Al año.  Otros estudios han demostrado que el 80 % de los desechos marinos son plástico.  Es más, por cada 30 cm de línea costera hay cinco (5) bolsas de plástico contaminando los mares.

Probablemente estén pensando en los barcos como fuente de contaminación.  Más del 75% de la contaminación viene de tierra.  Globos, boyas, cuerdas, redes de pesca rotas, desperdicios médicos, bolsas de supermercado, botellas de vidrio, tarrinas, encendedores, colillas de cigarrillos, retazos de telas, latas de bebidas, tapitas de cerveza, neumáticos, cepillos de dientes, poliestireno extruido, hilos de pesca, madera, se suman a desperdicios de cruceros y de plataformas petrolíferas.

Debemos asegurarnos de que los océanos sigan satisfaciendo nuestras necesidades sin comprometer las de las generaciones futuras…” ha comentado Ban Ki Moon.  Pero más de un millón de pájaros marinos y 100.000 mamíferos y tortugas marinas mueren,  cada año,  por la ingesta de nuestros desechos.

Pero no queda allí.  El plancton de los océanos provee más de la mitad del oxígeno que requiere el planeta.  El plancton es la base de la cadena trófica marina.  Se lo comen crustáceos y peces en estado larvario.   Que a su vez son alimento para peces pequeños.  Que, a su vez, se convierten en alimento para peces más grandes -como el atún-.  Que termina en su mesa, por cierto.  Pues los desechos plásticos fotodegradados en el Pacífico tienen el tamaño del plancton… y los animales marinos se los comen.  Así, los desechos terminan dentro de la cadena alimenticia.

Y aun no cito la Isla de Basura localizada entre las coordenadas 135° a 155°O y 35° a 42°N… en el centro del Océano Pacífico.  Sopa de basura, Sopa Tóxica, Gran Mancha de Basura del Pacífico, Séptimo Continente, son algunos de los nombres de esta acumulación de desechos que mide más de tres veces la superficie de España.

Entre diciembre de 2010 y julio 2011, investigadores de Europa y Australia demostraron que “la contaminación de basura plástica que flota en el océano se extiende por la superficie de las aguas marinas de todo el mundo…

La cantidad estimada de plástico que flota en la superficie del océano está entre 7.000 y 35.000 toneladas, pero esas “…decenas de miles de toneladas representan tan sólo el 1% de todo el plástico que hay en los océanos”, ha dicho Andrés Cózar, investigador de la Universidad de Cádiz.

El plástico que flota sólo representa el 1% del total.  Y, ¿el resto?  Probablemente, como sostiene la expedición Malaspina de 2010-2011, es que sean ingeridos por peces mesopelágicos (peces pequeños que viven en los océanos entre 400 y 700 metros de profundidad, que contribuyen a la absorción de dióxido de carbono de las superficies marinas y que son alimento de atunes y peces espada).

¿Recuerdan la búsqueda del vuelo MH370 de Malasya Airlines por el Océano Índico?  No encontraron restos del avión, pero si “grandes cúmulos de basura del tamaño de Brasil en los océanos”, como dijera Rodrigo Gurdek, integrante de la cátedra de Oceanografía de Facultad de Ciencias de la Universidad de la República de Uruguay.

Por cierto, cada océano tiene una Isla de Basura.  ¿Cuál es el mayor problema? que nadie rehace responsable de ellas, por estar en aguas internacionales.  Sin embargo, todos somos responsables.  Ya lo dije, más del 75% de la contaminación de los océanos viene de tierra.

Por ello, esfuerzos como los del Ministerio del Ambiente del Ecuador de eliminar las fundas plásticas de autoservicio son muy importantes.  En Galápagos, por ejemplo, están totalmente prohibidas las fundas plásticas tipo camiseta y los envases de espumaflex -desde noviembre de 2014-.  Cada año, en las Islas, se usaban cerca de 4.5 millones de bolsas.

Se están agotando las pesquerías -la FAO determinó, en 2012, que 70% de la pesca mundial es no sostenible-, se está acidificando el agua, se está debilitando la resiliencia de los arrecifes, se están calentando los océanos, se están des-oxigenando las costas, se están degradando las cadenas alimenticias.  El Pacífico, y los demás océanos, están turbulentos.

En definitiva, la evidencia científica es contundente.  Los seres humanos estamos degradando los ecosistemas marinos.

El mar del Norte, los océanos del sur y el este de China, el Mar Caribe, los océanos de la costa este y norte de América, el mar Mediterráneo, el mar Rojo, el Golfo Pérsico, el mar de Bering y diversas áreas del Pacífico occidental están sufriendo el impacto de la actividad humana.  El 41% de los océanos del planeta están afectados, según el primer mapa global del entorno marino.

Si el estado de los océanos es crítico; entonces el estado del planeta es crítico.

Alguna vez el escritor y científico Arthur Clarke dijo: “Qué inapropiado llamar Tierra a este planeta, cuando es evidente que debería llamarse Océano”.  Los mares y océanos  son claves absorción de CO2, en la regulación de la temperatura del planeta, en la transportación y las rutas del comercio, en la recreación, en la alimentación, como fuente de materias primas y de energía, como recurso turístico y como fuente de empleo.

Para terminar, una cita en hawaiano: “Mai huli ´oe I kokua ke kai!”, que significa nunca le des la espalda al océano.

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