Artículo publicado en la revista EnContexto.
Diversidad productiva y creatividad empresarial. Estas son las claves para el desarrollo sostenible y el combate a la pobreza, según la Encíclica Laudado Sí del papa Francisco. La pregunta es: ¿cómo lograrlo?
Hablar de responsabilidad social empresarial, de responsabilidad ambiental, o cualquier otra forma de nomenclatura, parece desgastado. Máxime cuando muchas corporaciones y marcas sólo se llenan de frases publicitarias, que terminan siendo vacías. Un estudio de Havas, de abril 2015, revela que sólo el 7% de los consumidores del mundo creen que las marcas contribuyen de forma significativa o positivamente en sus vidas.
Sin embargo, hay empresas que sí contribuyen… pero no lo comentan. En parte, porque lo consideran mecenazgo; en parte, porque no incorporan la variable comunicación en sus esfuerzos por la gente o el planeta. “…Un componente clave de la responsabilidad socio-ambiental es la difusión de las mejores prácticas en favor del planeta. Conocer qué hacen otros países para resolver temas de agua, energía, desechos o desarrollo humano; conocer, para colaborar en la puesta en práctica de proyectos exitosos entre comunidades…” me comentó Gustavo Manrique -presidente de la consultora ambiental- a propósito de su iniciativa Premios Latinoamérica Verde.
Colaboración para conquistar el planeta
Colaboración para conquistar el planeta
La historia del hombre en el planeta tiene 200.000 años, desde que apareció el primer homo con cualidades cognitivas complejas, en África. Pero entre 200.000 y 75.000 años atrás, muchas especies de proto-humanos habitaban el planeta.
¿Cómo logro el h.sapiens convertirse en la única especie existente hoy?
Una nueva hipótesis habla de una elemento clave: colaboración.
La cualidad de un comportamiento hiper-prosocial de la especie h.sapiens la llevó a conquistar el planeta. El hombre se convirtió en la especie más invasiva. 55.000 años atrás, los primeros hombres hombres sapiens salieron de África y, al llegar al sureste asiático, eliminaron a los denisovanos; unos 45.000 años atrás, al llegar a Europa oriental, eliminaron a los neardentales; al llegar a Australia, generaron una masiva extinción de la mega fauna de la región; 14.000 años atrás, al llegar a Norteamérica, generaron una masiva extinción de la fauna y flora de la región; 13.500 años atrás, al llegar a Latinoamérica, volvieron a generar una masiva extinción de la mega fauna.
¿Qué tenían los hombres sapiens para conquistar especies más grandes o enfrentarse a animales más agresivos? Ingenio y colaboración.
¿Qué tenían los hombres sapiens para conquistar especies más grandes o enfrentarse a animales más agresivos? Ingenio y colaboración.
El ingenio y la colaboración convirtieron al hombre en la especie más invasiva del planeta, reitero. Pero esto tuvo sus consecuencias. Aun las tiene. Los actuales actos de genocidio, la exterminación de especies, la contaminación de suelos o aire, son producto de ingenio y colaboración, más allá de los motivos.
La colaboración como camino de solución
“Si la colaboración, digamos que mal enfocada, nos trajo hasta aquí… esa misma colaboración debe ser la solución…” me comentó Gustavo Manrique, cuando conversamos sobre la teoría.
Gustavo Manrique, presidente de la consultora ambiental líder en el país, está convencido que vencer la paradoja de la información y compartir ideas es el camino para resolver la pobreza, la falta de oportunidades y la crisis ambiental. “Donde los Premios Latinoamérica Verde son la herramienta para conocer, aprender, descubrir, que el futuro, como sociedad sostenible, está en invertir en la gente y no en los productos; está en la creatividad empresarial y el compromiso; está en la confianza…”
Además, es también financieramente rentable, según Gustavo Manrique, “Ser doblemente verde, como decimos en Sambito, es bueno para la gente, el planeta y la economía de la empresa. Dejar de invertir en las personas para obtener un mayor rédito inmediato es muy mal negocio para la sociedad”, decía el papa Francisco.” Él argumenta su punto con los resultados de un estudio que demuestra que empresas que incorporan el manejo del cambio climático dentro de sus cadenas de valor, entregan 21% mejores dividendos a sus accionistas.
Un ejemplo local de colaboración es el programa del Consejo Nacional de Gobiernos Parroquiales del Ecuador (CONAGOPARE) y el Ministerio del Ambiente, dónde las Juntas Parroquiales del país, la autoridad ambiental y la gente, buscan regenerar 500.000 hectáreas de bosques hasta el 2017.
Premios Latinoamérica Verde
De los 20 países del mundo más expuestos a desastres naturales, nueve pertenecen a Latinoamérica, según el Banco Mundial. Y si bien la región es responsable sólo del 5.1 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, posee la matriz energética más limpia del mundo en desarrollo.
De los 20 países del mundo más expuestos a desastres naturales, nueve pertenecen a Latinoamérica, según el Banco Mundial. Y si bien la región es responsable sólo del 5.1 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, posee la matriz energética más limpia del mundo en desarrollo.
En ese contexto, el 23, 24 y 25 de septiembre, en Guayaquil, se realizarán los Premios Latinoamérica Verde. En esta edición se han inscrito más de 1000 casos de 24 países, en temas tan variopintos, como: manejo de agua, banca y microcréditos verdes, manejo de energía, manejo de desechos, turismo ecológico, reforestación, manejo de playas, biocomercio, construcción verde, arquitectura y transporte ecológicos… y más, muchos más
Toda la info en http://premioslatinoamericaverde.com/
Para la directora de los Premios Latinoamérica Verde, el evento es una ejemplo de colaboración de sectores público, privado y comunitario. “Los Premios Latinoamérica Verde permiten conocer, de primera mano, qué hacen las empresas, los gobiernos o las comunidades para resolver complejos problemas socio ambientales. Por ello me permito invitarlos a participar de las charlas, la exposición y la gala. Allí encontrarán casos de diversidad productiva, creatividad empresarial y podrán empezar proyectos de colaboración, para hacer de éste, un planeta más sostenible y compartir un futuro más justo para todos …”, me comentó Bianca Dáger.
Alguna vez escuché decir que… “compartir es el secreto de vivir”. Es cierto. Máxime cuando la tecnología reinventa formas de confianza y permite el consumo colaborativo.
El consumo colaborativo: no poseer, sino compartir.
Es el mejor ejemplo de valor añadido que la web proporciona a los consumidores. Hasta la revista TIME lo ha calificado como una de las 10 ideas que van a cambiar el mundo. Y es que se puede vivir mejor con menos.
Pero, ¿qué compartir?
Desde libros hasta habitaciones vacías en casa; además de ropa, residencias caninas, espacios de trabajo, aulas de clases, películas en vídeo, CDs de música, herramientas, autos por hora en tu propio barrio… Las posibilidades son múltiples. Hay cosas que poseemos y usamos muy poco. Les doy un ejemplo: un taladro es usado, en promedio, sólo 12 minutos en toda su vida útil. ¿Tienes un taladro en casa?
El sector productivo tiene la diversidad productiva y la creatividad empresarial.
De nuestra parte, ataquemos la obsolescencia planificada y la manipulación hacia el hiperconsumo compartiendo, reusando, reduciendo. Recuerden el aforismo: compartir es el secreto de vivir.