miércoles, julio 01, 2009

La ley de atracción, también en lo ambiental


Hace unos días se desarrolló en el Palacio de Cristal la feria Holística Aura, donde se expusieron diversas terapias de medicina natural y ciencias alternativas. Ya que mencionamos holístico, vale la pena analizar que se califica a este evento con dicho adjetivo porque pretende evidenciar que el ser humano es un todo en sí mismo, es un conjunto integrado de cuerpo, mente y espíritu. Los tiempos en que se creía que las enfermedades físicas sólo se curaban con métodos físicos y los desequilibrios de orden mental o emocional con una visita al psicólogo, pasaron a la historia -de hecho esta creencia es algo reciente, pues el conocimiento holístico del ser humano es ancestral-.

En este sentido, muchos de los conferenciantes que participaron en la feria, fueron muy enfáticos hablando de la influencia que ejerce la salud mental en la salud física y la de nuestro entorno. Esto es un ciclo que por ende también funciona a la reversa, pues como todo en esta vida responde a la dualidad, el entorno en que nos desenvolvemos afectará nuestro estado, a nivel integral. Ésto a breves rasgos, es la denominada Ley de Atracción, sobre la cual trató el Dr. Ben Johnson, uno de los protagonistas del documental El Secreto.

Interesante cuando enfocamos esta teoría en el plano ambiental, que fue lo que hicimos en nuestra charla “Actúa Verde, los 365 días del año”. Empezamos preguntando qué pensaba la audiencia sobre las implicancias de actuar verde; la mayoría lo asoció con comer vegetales, hacer ejercicio, reciclar. Entonces compartimos nuestra experiencia de iniciar un estilo de vida más verde, estuvimos de acuerdo en que es parte de un proceso, pero que depende de una decisión pues aunque no veamos los resultados mañana, sabemos que el beneficio es mayor en el mediano y largo plazo.

Luego de repasar un poco las múltiples maneras en que nuestro accionar infiere a diario en la depredación del planeta, analizamos también los efectos de rebote hacia el ser humano. Y entre ellos destacamos la pésima calidad de alimentos que ahora llegan a nuestra mesa, el débil aparato inmunológico del cuerpo, la escasa agua consumible que queda, el aire nada puro que respiramos en las ciudades, la pobreza económica, la pequeñísima probabilidad de que nuestros hijos, nietos y demás generaciones dispongan de los recursos naturales necesarios para sobrevivir, entre algunos otros.

Después de esto creo que a nadie le quedó duda, ya es hora de dejar de hablar solamente y comenzar a Actuar Verde, los 365 días del año.

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