miércoles, octubre 28, 2015

el futuro es azul


“La gente protege aquello que ama. Pero sólo ama aquello que conoce”, dijo Jacques Cousteau. Y con el 95% por descubrir, la gente aun no ama el mar.
¿Sabía usted que el 31% de nuestros huesos es agua? ¿Sabía que nuestro cuerpo es mayoritariamente agua? Somos 75% agua cuando somos bebes y nos vamos secando a medida que envejecemos; pero: la sangre, las lágrimas, el sudor…son agua. Agua de mar isotónica, además.

¿Sabía que un estudio de la Universidad de Exeter demostró que vivir cerca al mar es más saludable que cualquier otro clima? ¿Conoce usted que en la costa estamos más relajados? ¿Acaso está enterado de que el agua rejuvenece nuestra mente? Le recomiendo leer Blue Mind, del biólogo Wallace J. Nichols.

¿Sabía que estudios de la A.P.A. -American Psychological Association- han concluido que los surfistas son las personas más felices del mundo? Los altos niveles de adrenalina y dopamina que genera bajar una ola, perduran durante toda la semana posterior, cuando comentemos la experiencia. Eso se llama The Surf Stoke.

Hay una relación directa entre el surf y la preocupación por el mar. Kelly Slater, once veces ganador del campeonato mundial de surf, dijo:
“Creo que cuando un individuo se convierte en una persona que practica surf, es casi como una obligación de ser un ecologista al mismo tiempo”.
Creo que usted y casi todas las personas podrían reconocer un atractivo especial en el océano. Sin embargo, dicen que por la boca muere el pez. 91% del agua del planeta está en los océanos, pero hemos preferido invertir en conocer el espacio exterior que dedicarle tiempo, gente y dinero al mar. 

Lo irónico es que, desde el espacio exterior, nuestro planeta es una pequeña esfera azul. Es más, alguna vez el escritor británico de ciencia ficción, Arthur C. Clarke, dijo: “qué inapropiado llamar Tierra a este planeta, cuando es evidente que debería llamarse Océano”. Es más, sin los océanos, el planeta sólo sería una roca más en el espacio.

¿Sabía que un año del presupuesto de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, más conocida como NASA (por sus siglas en inglés: National Aeronautics and Space Administration), es largamente mayor que el de la (National Oceanic and Atmospheric Administration, (NOAA) Administración Nacional Oceánica y Atmosférica?

Dos misiones fallidas a Marte circa 1999 costaron más que todo el dinero invertido en ciencia marina en la historia.

Por cierto, -ese año de 1999- Robert Kunzig publicó un texto titulado “The Restless Sea: Exploring the World Beneath the Waves”. El primer párrafo del prólogo es contundente respecto a la dicotomía de la astronomía y la oceanografía.

Me permito reproducirlo:
Imagine el lector que una mañana mira por la ventana y ve medusas. No algún que otro pájaro cantor revoloteando o un halcón que traza círculos y pronto volverá a descender, sino un cielo lleno de animales gelatinosos que flotan, medusas, ctenóforos y salpas que absorben plancton microscópico. De vez en cuando, un tiburón o un atún se deslizan sin ruido a través de este panorama; de vez en cuando, uno de los animales gelatinosos empieza a brillar como una luciérnaga gigante. Valdría la pena explorar un cielo como éste,¿verdad?
Hemos explorado más el lado oscuro de la Luna que el fondo marino. Es más fácil que un niño tenga un telescopio a que tenga una máscara de buceo y aletas.

Necesitamos conocer más el mar…
Y descubrir el origen de la vida en las calderas hidrotermales. Necesitamos explorar el fondo de los océanos y descubrir sus cordilleras. Necesitamos conocer nuevas especies -curiosas como las medusas iridiscentes de las profundidades- o estudiar los microorganismos que capturan CO2 y desafían modelos biológicos de supervivencia.

Necesitamos entender que, cuando una ola rompe, altera la estructura física del aire y del agua, haciendo que los átomos se ionicen y que respirar estos iones son aprovechados como vitaminas por nuestro cuerpo.

Necesitamos investigar más el inmenso inventario de curas medicinales, generación de energía y de generación de agua desalinizada que nos da el océano. En China, el agua marina se utiliza desde hace más de 4 mil años para recuperar la salud; y no precisamente en baños sino tomando agua de mar.

¿Ha escuchado de la talasoterapia? Es el uso metódico de agua de mar con fines terapéuticos.

Como comenté en un artículo anterior, los océanos son claves absorción de CO2, en la regulación de la temperatura del planeta, en la transportación y las rutas del comercio, en la recreación, en la alimentación, como fuente de materias primas, como recurso turístico y como fuente de empleo.

Los océanos -no los árboles- producen el 70% del oxígeno que respiramos; proveen proteínas esenciales a millones de especies; hacen habitable el planeta.

Pero no cuidamos el mar.

Se estima que para el 2050 no habrán más peces. Cada año se matan 300.000 ballenas y delfines. Cada año se depredan 1.000.000 de tiburones. Un documento de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (United States Environmental Protection Agency, EPA)estima que cada año se gastan 30 mil millones de dólares en subsidiar operaciones pesqueras sobrecapitalizadas… operaciones que depredan el mar. 

 Cada año se arrojan ocho millones de toneladas de basura plástica al mar. (Artículos Relacionados: “Turbulento Pacífico”, Sección Ecología, Edición 57; “Insectos, océanos y ecoworkouts: algo en qué pensar”, Sección Ecología, Edición 56)

Se conoce que menos del 2% de los océanos del planeta están protegidos, que 64% de sus aguas son internacionales y que la próxima XXI Conferencia de las Naciones Unidas Sobre Cambio Climático, COP21-en París- no ha incluido a los océanos en su agenda.

Hey!, nuestro futuro depende de la salud de los océanos.

Máxime cuando han descubierto un gran océano en el interior del manto de la tierra. A 660 km debajo de la superficie de la tierra existe un cuerpo de agua de tal tamaño que podría llenar tres veces los océanos que conocemos.

Pero, no pensamos en los océanos. No los incluimos en las agendas políticas. No vivimos en ellos. Vivimos cerca de ellos, nos alimentamos de ellos, nos divertimos en ellos. Nos sorprendemos de su majestuosidad, parados en la orilla. Vemos su inicio, y no vemos dónde está la otra orilla… entonces pensamos que es infinito. Y no lo es.

En su obra Mundo Submarino, Jacques Cousteau escribió en la introducción del tomo 1:

“Si los océanos de nuestra Tierra murieran -esto es, si, de algún modo, la vida de pronto desapareciera-, sería la más formidable, pero también la más definitiva, de las catástrofes en la historia atormentada del hombre y de los demás animales que con él comparten este planeta.”
Debemos cuidar los océanos. Es urgente. No hay excusas…ni tiempo.

Publicado en la revista EnContexto.

Acceso acá: http://www.revistaencontexto.com/cuerpos-celestes-y-mentes-azules-el-futuro-es-azul/


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