lunes, enero 04, 2010

BIENVENIDOS AL 2010

Año del Tigre en el horóscopo chino.

Año de la Diversidad Biológica, según la ONU

Año de cosechar...




Para cosechar, primero debemos sembrar diría mi padre.

¿Qué trae el 2010?

Cambio.

Grandes oportunidades para quienes decidan convertir la sostenibilidad en una ventaja competitiva, un propugnáculo para la recuperación económica y una herramienta para combatir la pobreza.

¿RSC? ¿gasto o inversión? ¿negocios inclusivos? ¿verde? ¿Crear cadenas de valor sostenible como Cisco o Walmart? ¿Desarrollar productos sostenibles como P&G o Clorox? Más allá de una u otra opción (o varias a la vez), los consumidores exigirán a sus empresas compartir valores.


Transparencia.

El desarrollo de la tecnología permite que millones de consumidores de todo el mundo hablen, opinen, critiquen, promuevan, cancelen, entierren, aplaudan a cualquier marca. Incluso si está en el otro lado del mundo.

Es más, la cantidad de información que puede generar un departamento de marketing o relaciones públicas (o ambos juntos) de una empresa es mínima comparada al volumen total al contenido generado en internet.

Facebook, Twitter, Youtube, blogs, web 2.0, han empoderado a la gente. Y han debilitado las plataformas clásicas de publicidad en medios masivos.


Ciudadanización.

Significa que los consumidores, empoderados por la tecnología, serán más demandantes, más sofisticados, y sí… más informados. Significa que las marcas deberán crear nuevos valores para hacer la diferencia.


En los últimos 20 años, la población urbana del mundo ha crecido –en promedio- 3 millones de personas por semana.

Para el 2050, según el Global Report on Human Settlements 2009 (publicado en Octubre 2009), el 70% de los hombres y mujeres del mundo viviremos en ciudades.


Creo que aquellas marcas que se comprometan con sus consumidores -como individuos- y compartan sus valores tienen altas posibilidades de crecer.


Empresas haciendo la diferencia.

En la mente de los consumidores hay temas sociales y económicos más lejanos a las marcas (y más cercanos a ellos) que deben ser del interés de esas marcas (si quieren triunfar).

Y debemos tener claro que prosperidad no es lo mismo que crecimiento. Y que invertir en crecimiento debilita la prosperidad, siendo sólo los excedentes los que se arriesgan. Pero esto es otro tema.

Hoy, y mañana, los consumidores van a seguir aquellas marcas que inviertan en crear prosperidad. Van a seguir, comprar, consumir, aprobar, comentar, aplaudir, aquellas marcas dispuestas a hacer la diferencia (y no sólo a diferenciarse)… y –por cierto- eso les generará crecimiento.


Más verde.

Una manera de ver el tema verde, es pensar que cumplir las normas, reglamentos y leyes es una oportunidad. Una mejor manera es creer que funciona para gobiernos, empresas, personas y el planeta.

Un estudio de Edelman, llamado GoodPurpose reveló que el cuidado al medio ambiente es (hoy) más importante que combatir la pobreza (87%), promover los derechos humanos (83%) o promover las artes (68%). ¿Verde es negocio? Sí. Leí que compañías con credenciales de sostenibilidad superaron con 15% promedio del mercado entre mayo y noviembre 2008 (en el mercado estadounidense). Ya lo dije, creo que hay grandes oportunidades ya para quienes decidan convertir la sostenibilidad en una ventaja competitiva (y hacer la diferencia), un propugnáculo para la recuperación económica y una herramienta para combatir la pobreza. Pero con el 70% de los habitantes del planeta viviendo bajo líneas de pobreza, el tema no puede esperar.


“...la cabeza para pensar y el corazón para actuar...”, dice el conocimiento ancestral del colectivo indígena ecuatoriano (por cierto, reconocido, -a su manera- por el Nobel de Economía 2009).



Tal vez suene irónico. Pero la tecnología, los medios sociales, la globalización, la economía, empujan al renacimiento del ciudadano como ciudadano. Consciente de sus derechos, más democrático, empoderado, y generoso. Si, también generoso. Más involucrado en decisiones colectivas. Más individualista. Más espiritual. Más verde.



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