viernes, abril 11, 2014

Publicado en Revista Alfa & Gamma





























En diciembre empecé a trabajar en un proyecto de impact investment.  Inversiones cuya intención es generar retornos financieros con beneficios sociales y ambientales medibles.

En otras palabras, inversiones que generen un desarrollo equitativo y sostenible.   Entonces me vi enfrentado a la cuestión de los kpi y los medidores.  ¿PIB? ¿Huella de carbono? ¿Huella hídrica?

Un paradigma es medir el desarrollo a través del incremento de PIB.  Pero el producto interno bruto no es signo de bienestar. 

Signo de bienestar son la salud, educación, participación cívica, seguridad económica, oportunidades,  libertades, relaciones sociales, y las condiciones ambientales actuales y futuras.   Sin embargo los parámetros tradicionales enfatizan el capital sobre la gente o el planeta.  -Lean a Joseph Stiglitz, Amartya Sen, Jean Paul Fitoussi:  The Commission on the Measurement of Economic Performance and Social Progress, 2009-.

¿Cómo romper los paradigmas? ¿Cómo presentar un proyecto a inversionistas invitándolos a poner recursos en… el planeta? ¿la gente?

Más allá de la Visión 2050 del WBCSD (World Business Council for Sustainable Development), y del reporte del World Economic Forum (From the Margins to the Mainstream Assessment of the Impact Investment Sector and Opportunities to Engage Mainstream Investors) las inversiones responsables son parte de las tendencias empresariales en los países desarrollados.  ¿Por qué?

Las inversiones privadas que atacan retos sociales y ambientales pueden generan grandes cambios.  Por ejemplo en movilidad, salud, educación, desarrollo humano, inclusión social, forestación o uso alterno de materiales de construcción.

Las inversiones responsables generan ventajas competitivas.  Y están creciendo… como crecen la consideración hacia la agenda del cambio climático.  De hecho, los inversionistas empiezan a pensar que los mercados financieros han sobrevalorado las reservas de combustibles fósiles, que los gobiernos van a poner límites al uso de éstos y que ambos no merecen su confianza (según Edelman Trust Barometer 2013, menos de la mitad de la población confía en el mundo de las finanzas).

Por cierto, el cambio climático es un problema de civilización, no de tecnologías. (Comentario de Arturo Villavicencio del IPCC -Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, por sus siglas en inglés-).

Vuelvo a la historia inicial.  Definí como objetivo el educar para cambiar la escala de valores buscando difundir el beneficio de la responsabilidad ambiental y social individual y corporativa.

Consciente que la transición a un desarrollo sostenible, a un crecimiento inclusivo, pasaba por varias capas.   La política entre ellas.  Entonces llegó la campaña.

En el escenario de las ofertas electorales –en el cantón dónde vivo, Sanborondón- los temas verdes no rozaron (siquiera) las propuestas.   Por ejemplo se habló de movilidad, es cierto.  Pero desde la óptica de “mucho tráfico”, “hagamos más puentes” o “dónde irá la ciclovía”.

La movilidad es clave en el desarrollo.  Pero también –autos, buses, motores fuera de borda, tractores- son responsables de  más del 20% de la emisión de GEI en Ecuador.

En Sanborondón, comentó un candidato a alcalde, más de 7000 autos llevan a los chicos a escuelas y colegios cada mañana de período escolar.  Tuve la oportunidad de entrevistarlo en el Diálogo –programa que comparto con buenos amigos por 98.9 fm- y sus opciones no eran ser más eficientes en el uso de las vías… sino en construir más vías… vías carrozables.  Ese es un modelo insostenible.

En este punto suscribo los comentarios de un ex alcalde de Bogotá:  una ciudad avanzada no es una en la que hasta los pobres tienen auto, sino una en la que incluso los ricos usan el transporte público.

El tema movilidad en Samborondon es una gran oportunidad para, desde los sectores públicos, privados, o juntos, se desarrollen proyectos de inversión responsable en movilidad.  Es una sola gran avenida… Vías caminables, ciclovías, transportación pública con energía alterna o solar, carpooling, uso del río…

Entonces este cantón podría romper el paradigma de “si tengo más autos y más grandes,  entonces mejor me va en la vida”. 

La pregunta es, ¿hay suficiente capital político en las autoridades para tomar la decisión?

O la pregunta es, ¿hay algún inversionista dispuesto a poner sus recursos en un programa de impact investment para resolver el tema movilidad del cantón?

O la pregunta es:  usted, ¿estaría dispuesto a dejar aparcado su coche y usar un buen servicio público?



[i] Definición de impact investment según la Global Impact Investing Network: "Impact investments are investments made into companies, organizations, and funds with the intention to generate a measurable, beneficial social and environmental impact alongside a financial return. Impact investments can be made in both emerging and developed markets, and target a range of returns from below-market to above-market rates, depending upon the circumstances."





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